El volumen de empresas que han integrado en sus políticas de producción o distribución los Objetivos para el Desarrollo Sostenible ha aumentado. En 2016 se situaba en el 50% mientras que en 2018 alcanza el 71%.
La inversión en sostenibilidad y su relación con el retorno en beneficios es, en ocasiones, poco palpable a corto plazo. Por ello hay empresas que todavía no están convencidas. Sin embargo, es necesario entender que la inversión en una sociedad más sostenible repercute directamente sobre su entorno y negocio. Debería ser uno de los principales objetivos de todas las empresas.
Plan para un futuro sostenible
Dentro del marco de las Naciones Unidas, una evaluación estándar de los Objetivos de Desarrollo Sostenible contribuirá a la regulación. Por medio de informes sobre las empresas se trata de evaluar su cumplimiento.
Sin embargo, que clientes, ONG y otros actores tengan la actividad sostenible de las empresas en el punto de mira, servirá para aumentar estos índices de cumplimiento. La realización de campañas para promover iniciativas sotenibles, o la elaboración de rankings donde las empresas querrán situarse los primeros son grandes ejemplos de ello.
Se trata de conseguir que las empresas cumplan con los objetivos mínimos y obligatorios. Y, además, empleen sus recursos para metas sostenibles más allá de las conseguidas hasta el momento en su sector. De manera que se promuevan nuevas iniciativas sostenibles y el gran consumo se convierta en el motor del cambio hacia la sostenibilidad.
El compromiso civil y de las empresas
Los objetivos que conforman la Agenda 2030 son 17. Están desarrollados en 169 metas que abarcan los ámbitos económico, social y ambiental. Su repercusión sobre esferas como el cambio climático, la innovación o el consumo sostenible relacionan directamente la actividad de las empresas con el cumplimiento de estos objetivos.
Cuando una empresa adopta activamente el papel de compromiso con el medio ambiente, su RSC (Responsabilidad Social Corporativa) crece. Tanto sus clientes, proveedores, como todo aquel que tenga una relación directa o indirecta con la actividad de su empresa, valorará positivamente esta implicación. La mejora de su imagen interna y externa será efectiva.
La responsabilidad y el uso eficiente de los recursos es un requisito que cada vez más consumidores tienen en cuenta a la hora de escoger los productos para su consumo. La ONU afirma que las empresas que cumplen con medidas sostenibles aumentan en un 15% su tasa anual de beneficio. Mientras que ocurre todo lo contrario con las que no adoptan medidas.
Los medios de comunicación y las instituciones han de hacerse eco de los ODS. De ese modo aumentará la conciencia social. Con ella, la demanda a empresas para que se esfuercen en conseguir cumplirlos y superarlos. De los 46 millones de personas que residen en España, ya son más de 37 millones las que reciclan a diario.
Se necesita la colaboración de la sociedad civil y de los sectores públicos y privados para conseguir estos 17 ambiciosos objetivos recogidos en la Agenda 2030.
Menos residuos con la economía circular
Alineados con la estrategia de la Agenda de 2030 para el Desarrollo Sostenible se encuentran empresas como Grupo Siro, GreenBox, o Heineken España, entre otras.
Cerealto Siro, grupo empresarial español dedicado a la industria alimentaria, lucha contra el desperdicio alimentario utilizando la economía circular. Su producción emite cero residuos a vertederos. Lo logran apostando por renovables y reduciendo su huella de carbono por kilo producido.
Heineken España reduce en un 41% las emisiones de CO2 en la producción de cerveza. Reduce su huella de carbono y los plásticos de un solo uso. Además, dentro de su filosofía de economía circular, incluye generar oportunidades de empleo para jóvenes. Su fin es reinventarse y contribuir a la mejora social y ambiental.
Green Box, por su parte, apuesta por la logística inversa. Sigue una línea sostenible que trata de alargar la vida de los productos al máximo y disminuir, de este modo, la cantidad de residuos que llegan a los vertederos. Este sistema de recuperación y reciclaje de envases ha de imponerse ante otras soluciones tradicionales. Su índice de retorno es 1/10 (1 camión reciclado equivale a 10 camiones montados), entre otros muchos beneficios.
Son distintas maneras de pasar de una economía lineal a una circular, en favor de un planeta más sostenible.
La Comisión Europea ha determinado que en 2030 todos los envases de plástico han de ser 100% reciclables. Todavía quedan muchas empresas por cumplirlo, mientras que otras ya apuestan firmemente por materiales reciclados. Green Box apuesta por palés reciclados, confeccionados por polipropileno 100%, que reducen el impacto que causa el plástico en el medio ambiente.
La transparencia sobre sus propósitos
Los consumidores se informan cada vez más sobre los ciclos de producción y transporte de los productos, así como el material de su composición. Tratan de escoger aquellos que cumplan ciertos requisitos. Cada vez en mayor medida, los de sostenibilidad ocupan los primeros imprescindibles que ha de tener su proveedor escogido.
Siguiendo esta línea, la visibilidad de sus propósitos será esencial para conectar con ellos. Su cadena de valor ha de ser explicada de manera transparente y veraz. Llegará un momento en el que se catalogará a las empresas en función de su sostenibilidad. Fabricación, transporte, conservación, reposición, recogida, reciclaje, eliminación de residuos… . Si toda la cadena está plasmada, podremos observar el valor de dicho servicio/producto y conocer su impacto positivo sobre nuestro planeta.