Tras la aprobación de la Ley de Desperdicio Alimentario por el Congreso de los Diputados, España ha dado un paso firme hacia la eficiencia alimenticia y el aprovechamiento de los recursos.
Esta norma está consiguiendo atajar y evitar el despilfarro de comida, tanto en las cadenas comerciales como en los hogares.
Green Box, empresa de soluciones de embalajes, juega un papel fundamental en esta lucha contra la pérdida de alimentos.
Su sistema de embalaje, que destaca por su robustez y facilidad de ventilación durante el transporte, elimina el desperdicio alimentario.
Teniendo en cuenta que en otros sistemas de embalaje menos resistentes las pérdidas pueden alcanzar hasta el 30% del producto transportado, Green Box es una opción muy interesante para el transporte de alimentos.
Evitar las pérdidas del producto transportado
Green Box siempre ha apostado por la protección de los productos durante el transporte. Sus embalajes desempeñan un papel fundamental en la prevención de pérdidas de productos durante la manipulación y el transporte.
A través de soluciones innovadoras, contribuyen activamente a la eficiencia en la cadena de suministro, alineándose con la visión de un mundo sin desperdicio alimentario y apostando por la sostenibilidad.
Su enfoque en la prevención de pérdidas va más allá de la mera protección de los productos. Buscan constantemente soluciones innovadoras que no solo aseguren la integridad de los productos, sino que también contribuyan activamente a la eficiencia en toda la cadena de suministro. Este compromiso no solo es una parte esencial de su filosofía empresarial, sino que también se alinea perfectamente con la visión de un mundo en el que el desperdicio alimentario sea cosa del pasado.
En Green Box, su misión es clara: proteger productos y contribuir al bienestar de nuestro planeta al mismo tiempo.
Defienden que, a través de la innovación y la responsabilidad, pueden marcar la diferencia en la industria y allanar el camino hacia un mundo más sostenible y eficiente en el uso de recursos.
Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario
Con la nueva ley comentada anteriormente, el Gobierno ha dado un paso más en su compromiso con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluidos en la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Haciendo un repaso de los ODS, el 12.3 establece en concreto la aspiración de “reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”. Todo ello teniendo en cuenta que, en años pasados como 2020, los hogares españoles tiraron a la basura más de 1.300 millones de kilos de alimentos, una media de 31 kilos por persona. Datos muy alarmantes y que han acelerado esta nueva ley.
Obligación de tener un plan de prevención de las pérdidas y el desperdicio
La normativa establece que todos los participantes en la cadena alimentaria están obligados a desarrollar un plan de prevención de pérdidas y desperdicio de alimentos.
El objetivo es que las empresas de la cadena hagan un autodiagnóstico de sus procesos productivos, identifiquen dónde se producen las pérdidas de alimentos, fijen medidas para minimizarlos y se destinen a otros usos, para los que se fija una jerarquía de prioridades.
Para asegurar su cumplimiento se ha contemplado un régimen sancionador, aunque las comunidades autónomas podrán establecer sus propias multas. Las cuantías oscilan de 2.000 a 500.000 euros, en función del grado de incumplimiento.